tenía piernas
de pata negra de jabugo
de primerísima calidad
las tetas, tío,
eran límones de silicona del caribe
pero de carne tocable y salvaje
y el coño depilado
era tan oloroso como una retama
andante en el mes de febrero
pero tio
aquella provocación tan
tan putamente descarada
y aquella tía de portada de interviú
la verdad, me quedaba grande
y además, por qué coño
había desplegado toda su artillería
sobre mi calentura
un borracho amanecer
después del tonteo del café con churros
me dijo: gracias por resistirte
me ofrecieron mil de los verdes
si me follabas sin condón
y se fue...
Autor: Eladio Orta
