Doscientos cincuenta kilómetros
Sin dejar de pensar en tus ojos
Treinta y siete correos electrónicos
Con expectativas desatadas
Cientos –miles- de wasaps
Cargados del rumor de las sábanas
Que dejamos muchas noches
Vacías, con el olor de mi sexo
El tuyo muy lejos
Y tus labios marcando
La palabra 'siempre'.
ostras, estoy por irme muy lejos para que me vengan a encontrar bajo las sábanas
ResponderEliminarMónica, querida, un caballero siempre se desplaza hacia la dama... por muy lejos que esté, si la ocasión lo merece.
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