Saladas burbujas de agua de mar
en la oscuridad de la noche.
Una labrada columna de mármol
en un campo de rojas amapolas.
El cuerpo de una diosa
tumbada en una cama forrada de tigre.
El fresco y limpio amanecer
de un bochornoso agosto.
El tacto dorado de una duna
en tus pies descalzos, salvajes.
La silueta de tus pechos
erguida en el contraluz de la ciudad dormida.
El Héroe de las Mil Caras
rodeado de un manto de cera luminosa.
La insoportable plenitud
de la cercanía del orgasmo.
Un prado contigo, a tu lado,
cerca de la cumbre donde viven las águilas.
Árboles, miles de árboles
cargados con las últimas nieves.
La hiriente claridad del recuerdo
de soñadas imágenes del paraíso.
domingo, 25 de julio de 2010
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Acojonante, tio, te llevo siguiendo desde hace unos meses y estas imágenes de sueños me han parecido lo más de lo más.
ResponderEliminarSiempre kise tener una cama de tigre. De hecho, una vez estuve en un puti para tías que tenía una. La verdad es que aquella noche no follé porke sólo había un par de negros con la polla demasiado grande (no soy de pollas grandes). Me encanta el poema, me coloca!!
ResponderEliminarJo, qué salida está la gente, con el rollo de los poemitas, estamos con unas ganas de meterla en caliente que no veas... Y las tías peores, todas unas zorras!!!
ResponderEliminarAnónimo 1: gracias.
ResponderEliminarEcariatide: no sé por qué vas a putis de tías, vosotras lo tenéis fácil para variar, siempre mandáis en el sexo.
Anónimo 2: estamos salidos, sí, y más vale ser zorra que pajillero.